Petrona Torres Díaz

Petrona Torres Díaz

«Un testimonio de vida y fortaleza»

«Con la fortaleza que da el trabajo y la fe, Petrona ha sabido transformar los retos en aprendizajes, llevando siempre en su corazón la esperanza y el deseo de seguir viviendo con dignidad.»

Infancia y Juventud

Mi nombre es Petrona Torres Díaz, tengo 95 años y nací en Granada, cerca al Remolino, el 1 de septiembre de 1929. Era un lugar muy bonito, lleno de animales y naturaleza, donde viví junto a mi papá, mi mamá y mi hermanito. No recuerdo sus nombres, pero sí sé que teníamos una buena relación, unión y mucho cariño.

En mi infancia no recuerdo haber jugado ni salir con amigos, porque desde muy pequeña mis padres me llevaban a trabajar en la finca. No fui a la escuela, todo lo que aprendí fue gracias a mis padres y a las personas con las que ellos trabajaban.

Durante mi juventud me dediqué al comercio de productos locales, volviéndome más independiente. Aprendí a leer y sumar sola, para no dejarme engañar. También trabajé en casas y en labores de cultivo. Gracias al esfuerzo familiar, logramos comprar dos casas y una finca, uno de los momentos más felices de mi vida.

Vida Laboral y Familia

Con el paso del tiempo, mis padres enfermaron y fallecieron, quedando sola con mi hermano. Siempre fuimos muy unidos hasta que él se casó y tuve que continuar sola mi vida.

Nunca tuve novio, esposo ni hijos, aunque tuve pretendientes, decidí dedicarme al trabajo. Viajé a lugares como Cali, Buga y Cartago, lo cual fue una experiencia bonita.

Me gustaba comer de todo, sin una comida preferida, aunque disfrutaba mucho el jugo de guayaba frío. En mis tiempos libres descansaba, escuchaba música en la radio, cuidaba los animales de la finca que luego vendía y asistía a misa como espacio de descanso y reflexión.

Mi Experiencia en la Fundación

Antes de ingresar a la Fundación Amparo San José, vivía en una casa en zona de riesgo en Granada. Una brigada liderada por Monseñor Enrique evaluó varios casos, y con apoyo de la alcaldía se me ofreció ingresar voluntariamente a la fundación.

Al llegar, era una persona funcional, pero me costó adaptarme, ya que venía del campo. Poco a poco me fui acostumbrando, y en ese proceso me ayudaban las salidas al mercado, donde compraba vestidos o comía caldo de pata.

Con el tiempo, empecé a enfermar y hoy necesito ayuda para mis actividades diarias: bañarme, vestirme y alimentarme. Esto me ha hecho sentir menos feliz y he pensado en salir de la fundación, aunque no tengo familiares cercanos que puedan cuidarme. Mi única sobrina es pobre y vive lejos, por lo que no puede visitarme.

Vivamus varius libero ac nunc suscipit, vitae sollicitudin magna auctor:
✔ Recibir ayuda para levantarme, bañarme y desayunar
✔ Pasar tiempo en la sala, tomar el sol o charlar con compañeras
✔ Participar en actividades con estudiantes (como colorear)
✔ Tomar la siesta, compartir el café de la tarde y la cena
✔ Recibir medicación y descansar en la habitación

Mis Gustos y Deseos

Antes de ingresar a la fundación disfrutaba de:

🌱 Jardinería y ganadería, cuidando matas y animales
🏠 Arreglo del hogar y paseos
🎶 Escuchar la radio y participar en actividades religiosas

Me gustaría:
🎵 Escuchar más música
🌳 Salir a espacios al aire libre
🤸 Hacer ejercicios adaptados para recuperar movilidad
🙏 Seguir participando en actividades religiosas

Descubre las memorias que guardan nuestros mayores y regálales tu tiempo, porque cada historia merece ser escuchada.

Aníbal Antonio Micolta Bolaños

Aníbal Antonio Micolta Bolaños

«Un testimonio de vida y servicio»

«Con esfuerzo, servicio y alegría, Aníbal ha convertido cada día en la oportunidad de ayudar y mantenerse activo, demostrando que la vida siempre tiene valor cuando se comparte.»

Infancia y Juventud

Mi nombre es Aníbal Antonio Micolta Bolaños, tengo 71 años y nací en Guachucal el 7 de junio de 1953. Viví allí durante 17 años junto a mis padres y mis 8 hermanos, con quienes siempre tuve una buena relación y unión familiar.

Cuando era niño me gustaba jugar fútbol en la escuela y hacer muchos amigos. Estudié hasta quinto de primaria, pero tuve que retirarme por una enfermedad que me llevó a un hospital en Puerto Asís. Esa situación me entristeció, porque disfrutaba mucho de aprender.

De Guachucal guardo recuerdos especiales, como mi primera novia, Rosita, quien fue mi primera y última pareja, aunque después se casó con un campesino del pueblo

Vida Laboral y Familia

Desde muy joven mis padres me enseñaron a trabajar para ayudar en el hogar. Al mudarnos a Pasto, empecé a trabajar en una carpintería en el barrio San Vicente, luego en Jardines de las Mercedes, ayudando a arreglar jardines de las calles. También trabajé en el Hospital Departamental y en una panadería, aprendiendo oficios diversos.

Desde muy joven mis padres me enseñaron a trabajar para ayudar en el hogar. Al mudarnos a Pasto, empecé a trabajar en una carpintería en el barrio San Vicente, luego en Jardines de las Mercedes, ayudando a arreglar jardines de las calles. También trabajé en el Hospital Departamental y en una panadería, aprendiendo oficios diversos.

En mis momentos libres me gustaba viajar a lugares como Chachagüí, Buesaco, Sandoná y El Pedregal, disfrutando de la comida típica como el sancocho con jugo de lulo. También me gustaba ir a fiestas a bailar y tomar aguardiente Galeras, escuchar canciones de Antonio Aguilar y vallenatos con acordeón. Siempre me gustó vestirme con prendas rojas, mi color favorito.

Mi Experiencia en la Fundación

Con el paso de los años desarrollé esquizofrenia, por lo cual fui internado en el Hospital San Rafael. Allí conocí a Reinaldo, quien me acompañó en el proceso de adaptación. Tras un cambio en las políticas del hospital, la alcaldía de Pasto se hizo responsable de los pacientes y nos remitieron a la Fundación Amparo San José, traídos por la Doctora Jimena, quien nos explicó la situación y el nuevo lugar de residencia.

Hoy en día llevo 12 años en la fundación y me siento bien. Recibo buenos tratos, comida de calidad y ropa siempre limpia. Mantengo buena relación con los profesionales y con los demás residentes.

Un día normal para mí consiste en:
✔ Levantarme temprano y organizar mi cuarto
✔ Bañarme y alistar la mesa para el desayuno
✔ Ayudar a los compañeros que no pueden caminar o ver, acompañándolos al comedor
✔ Barrer y organizar las áreas comunes
✔ Participar en actividades deportivas o recreativas en la cancha
✔ Ver televisión o escuchar música
✔ Asistir a citas médicas o terapias cuando se requiere

Mis Gustos y Deseos

Me entristece no recibir visitas de mi familia, salvo una única ocasión en que un hermano vino a conocer el lugar. A pesar de ello, disfruto de mi vida en la fundación, manteniéndome activo y colaborador.

Me gustaría:
⚽ Pasear y mantenerme ocupado
🎶 Escuchar música mexicana y vallenato
💃 Bailar en las actividades
📺 Mirar televisión en mis ratos libres

Descubre las memorias que guardan nuestros mayores y regálales tu tiempo, porque cada historia merece ser escuchada.

María del Carmen Zambrano Jojoa

María del Carmen Zambrano Jojoa

«Un testimonio de vida y resiliencia»

«Esto es lo poco que recuerdo de mi vida; aunque ha sido algo larga, antes de llegar a la fundación.»

Infancia y Juventud

Mi nombre es María del Carmen Zambrano Jojoa, tengo 80 años y nací en La Playa, cerca de La Unión, Nariño, el 11 de diciembre de 1943. Es un lugar bonito donde viví la mayor parte de mi vida junto a mis abuelos, mis padres y mis hermanos.

Recuerdo mucho que cerca de nuestra casa había un río o quebrada donde jugábamos cuando no era peligroso. Desde pequeña, mis padres me enseñaron a jabonar y cocinar, aunque también asistí a la escuela. Aprendí a pintar, leer y escribir algunas palabras hasta quinto año.

No recuerdo los nombres de mis familiares, pero sí sé que eran buenos y estrictos conmigo. Teníamos un perro y un gato como mascotas, y nos gustaba alimentarlos y jugar con ellos.

Vida Laboral y Familia

Desde joven, mis padres me enseñaron diferentes oficios para ayudar en casa. Trabajé en varias casas haciendo aseo, cocina, lavado y cuidado de niños.

Un día, mientras trabajaba, recibí la triste noticia de que mis padres habían fallecido en un hospital de San Pedro. Con el tiempo, mis hermanos también fallecieron y quedé sola en el mundo.

Después de esto, una familia me acogió como su empleada y me brindó un hogar. Con ellos viajé a lugares como Chachagüí, Consacá, Bogotá y Cali. Uno de mis recuerdos más bonitos fue el Día de la Independencia en Bogotá, donde vi el desfile y disfruté mucho..
Dios bendiga la generosidad y disponibilidad de esta querida comunidad.

Mi Experiencia en la Fundación

Hace doce años, mis patrones me trajeron a la fundación porque ya no podían hacerse cargo de mí. Entré por mi propia voluntad, pues no tenía otro lugar a dónde ir.

Desde mi llegada, he sido bien recibida. Hacemos muchas actividades para distraernos y, aunque hay diferencias con algunas compañeras, me siento feliz aquí.

Un día normal en la fundación consiste en:
✔ Levantarnos, bañarnos y desayunar
✔ Ir a misa y hacer actividades
✔ Recibir atención médica y terapias
✔ Escuchar radio, hacer el rosario y almorzar
✔ Charlar con compañeras, tomar café y recibir visitas
✔ Pasear por la fundación, cenar y dormir

Mis Gustos y Deseos

Antes de ingresar a la fundación, disfrutaba:

🧵 Coser, limpiar, arreglar la casa
🛍️ Ir de compras, lavar, planchar y viajar

Me gustaría:
🎨 Recibir dibujos para colorear
🎶 Escuchar música para bailar y cantar
🍲 Que incluyan nuestras comidas favoritas (en mi caso, sancocho y jugo de maracuyá)
👩‍🍳 Ayudar en la cocina, porque sé cocinar muy rico

Descubre las memorias que guardan nuestros mayores y regálales tu tiempo, porque cada historia merece ser escuchada.